jueves, 21 de marzo de 2013

Balance.


El balance del trabajo realizado a lo largo de estas 15 sesiones me ha dejado un poso agridulce. 
Me explico.


Por un lado lo dulce. 
He descubierto a un equipo humano y de trabajo comprometido con lo que hacíamos en un grado sumamente satisfactorio. 
La colaboración y apertura que han mostrado tanto Quique como Yeray Bazo han sido extraordinarios. En todo momento han estado dispuestos a aportar sus conocimientos, para modificar y ahondar en su dramaturgia. Han comprendido los cambios que hemos efectuado en su "criatura" con valentía y tolerancia.  Todo ello para mí muestra su gran generosidad y apertura de miras. Son dos jóvenes dramaturgos con un amplio y extenso horizonte ante ellos. Su disposición a aprender, a cooperar, a dar lo mejor de ellos mismos al grupo, me lleva a creer aún más en que sus enormes dotes profesionales seguirán siendo enriquecidas y fructificadas en el futuro. 
Con los actores, María y Ramiro, pese a las reticencias iniciales, lógicas por otra parte, he podido llegar a establecer un código técnico y psicológico de trabajo que nos ha permitido afrontar la interpretación de estos personajes tan "anómalos". Hemos intentado llegar a la interpretación a través de un sistema de movimientos, de una serie de acciones físicas muy exteriorizadas, para luego acercarnos al mundo interior de sus personajes. De lo exterior a lo interior siguiendo el camino marcado por las "acciones físicas". Su entrega y tesón son un ejemplo de los que tengo que aprender. 
El trabajo con Juanje ha sido de una enorme densidad, dado el volumen y la envergadura de la tarea por realizar en tan exiguo tiempo. Juanje ha contribuido con su entusiasmo a raudales, su tesón y aportado su sapiencia sobre toda una serie de difíciles decisiones técnicas tanto de la luz como del sonido. Ha cooperado para que el ámbito de investigación en el que nos desarrollamos todos fuera más creativo e imaginativo. 
De todos ellos me llevo el afecto y el apoyo personal... en definitiva su amistad. Y creerme, cuando se trata de personas tan estimables, eso es algo de enorme valor.  
El trabajo desplegado dentro de ETC, en la sala Cuarta Pared, se ha constituido como una gran experiencia. Enormemente positiva. Elvira, sobre todo, siempre ha estado a nuestro lado para saber lo que necesitábamos en cada momento. Su cariño y mimo nos han ayudado tanto. Por otro lado siempre me he sentido respaldado por Javier Yagüe, que me alentó a seguir con mi investigación sin cuestionarla en ningún momento, al contrario, estimulándome en el empeño.  Todos los que constituyen la Cuarta Pared nos han regalado con profesionalidad y buen hacer y eso que los talleristas somos unos incorregibles impenitentes. Su pericia y eficacia convirtiendo un trabajo en un placer. Gracias. 

En cuanto a lo agrio. 
Me quedo con la fría sensación de no haber profundizado lo que debería en la puesta en escena. He querido abarcar la investigación de muchos signos escénicos sin caer en la cuenta del escaso tiempo del que disponíamos para efectuar tan complejas tareas. En mi descargo tengo que decir, que para mi era importante saber como funcionaba todo el andamiaje dramatúrgico de la obra delante de los espectadores. Quería descubrir aquello que sumaba y restaba entidad a esta propuesta arriesgada y de gran complejidad en la que siempre he creído.
El borrador exhibido en la muestra, estaba plagado de imperfecciones técnicas, de errores en la calibración, de desmesuras en ciertos tramos o de falta de resalte en otros elementos importantes para la comprensión de la historia y para el pathos dramatúrgico. Estos errores o excesos, han sido debidos a mi falta de criterio valorativo, y creo con sinceridad, que son frutos de un dejarme llevar por la vorágine creativa y por el torrente impulsivo de la experimentación; a tumba abierta, sin contrastar con una cierta objetividad, los resultados que se iban consiguiendo. 
Mea culpa. 
En mi descargo diré que ese proceso de calibrado y eficacia lleva más tiempo y suele ceñirse a una fase que se emprende en un segundo periodo creativo que supone la concreción mucho más definitiva de un montaje. 
Me queda esa sensación agria de que justo cuando los resultados podían empezar a apreciarse de modo más visible tengamos que dar por concluido el taller. ¡Lástima qué esa fase de corregir, de limpieza, de rediseñar y de acabado no se pueda completar! ¡Ojala podamos seguir adelante con el proyecto para completar este proceso interrumpido aquí! Es un deseo que espero se haga realidad.
Centrarnos en dos o tres escenas de la obra quizás hubiera sido mucho más interesante para el público asistente a nuestra exposición aunque menos fructífero para nosotros. O quizás no, me queda la duda. 
De todos modos con el pase general de la obra, y los comentarios de muchos compañeros y amigos, hemos aprendido y descubierto algunos resortes todavía ocultos en la urdimbre de la obra. Es la mirada de los otros, la que nos hace advertir nuestras vacilaciones, nuestros errores e incertidumbres. Nos hacen conscientes de la auténtica dimensión de lo creado. Algunas interpretaciones nos apartan de nuestros objetivos, otros nos ciñen más a ellos. Somos nosotros los que tenemos que depurarlos para esencializar la calidad y verdad hacia la que debemos dirigir nuestra creación. Siempre hay que estar dispuesto a mejorar, a dar claridad, profundidad y belleza a esa obra todavía naciente que se llama "Última transmisión". Ser buenos padres y cuidar del hijo es una tarea difícil. Hacer que crezca con mesura, con valentía y fuerza es arduo pero aspiramos a ello. Queremos proceder con ardor pero minimizando el dolor. 
Soñamos.
Hacemos teatro. 

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