jueves, 28 de febrero de 2013

El sótano como espacio del inconsciente.


El sótano representa el lugar oscuro de la casa en contacto con los valores subterráneos. En él las sombras de nuestro inconsciente se proyectan y alargan. Como señala Gaston Bachelard en su estupendo libro sobre la "Poética del espacio" en el sótano se corporiza la locura y está enterrado el drama o mejor dicho está emparedado en la prisión de sus paredes. No es extraño que gran número de autores de terror, con Poe a la cabeza, sitúen muchas de sus obras en este escenario. En ellos el miedo crece y el drama se exagera.
En "Última transmisión" el sótano representa la tortuosa mente de su protagonista. Su opacidad cargada de fosforescencias va dejando aflorar ante el espectador una serie de huidizas fulguraciones que van armando un rompecabezas donde se entremezclan diversos momentos vividos en la realidad con otros compuestos por su imaginación.
Durante la obra observamos los signos de las potencias oscuras que reposan en las profundidades de la mente de Él. Mediante coloraciones eléctricas podemos ver y sentir la terrible realidad que se esconde dentro de los muros del sótano, dentro de su mente.
Un escalofrío nos recorre. 
El sueño y la realidad se confunden en un continuum donde presente y pasado también se entremezclan. La obra encuentra su plenitud creativa hurgando en las profundidades de esa mente torturada por la culpa y el autodesprecio. En el inconsciente-sótano del protagonista encontramos plantas con formas de vulvas espumeantes, a una mujer sin rostro que poco a poco adquiere un cuerpo cargado de electricidad y erotismo, puertas que se abren cuando ellas quieren, extrañas fulfuraciones luminosas que dirigen su atención hacia formas o lugares para manipulan su emoción y voluntad. Actúa como el inconsciente, es decir, sus procesos no dependen de aparentes prioridades lógicas sino que sigue su propia trayectoria sumergida, que hunde sus raíces en lo más profundo del ser.
El sótano adquiere así  un enorme protagonismo. Es otro personaje más que maneja a sus habitantes a su antojo para dirigirlos a los territorios oscuros en los que los quiere situar.  
La irrealidad, lo onírico, termina por transformar los objetos y a las personas a lo largo de la obra. Por eso no resulta extraño que la planta que tanto quiere Él produzca huevos, que el cochecito de bebé chorree leche, que la mujer-radio acabe por convertirse en su propia hermana. Los ruidos de fuera, instalados entre tanta inseguridad, ya no sabemos si son creados por la imaginación ficticia de Él o si son reales. 
Con ese no-tiempo nos instalamos en un periodo o lapso espacial y temporal suspendido, propicio para el ahondamiento psicológico.


La única escena de la obra que transcurre fuera del sótano, y que otorga un contraste dialéctico importante a la estructura de la obra es la 10. La teatralidad de la puesta en escena nos imposibilita  mostrar ese exterior de otro modo que como proyecciones. Vemos proyectada en la pared del sótano lo que el protagonista  percibe con sus ojos. El protagonista percibe a través de las cuencas de sus ojos el aluvión de imágenes apocalípticas que se desarrollan en su entorno para que luego nosotros podamos percibirlas como espectadores. Por eso deseaba que ese raudal de imágenes nos transmitieran una cierta objetividad visual, además de darnos una panorámica de lo que podría ser un mundo agostado por la hecatombe y el desastre. 

Por último, hablaré de la puerta del sótano que conduce a la habitación de Marconi. ¿Qué sucede cuándo los sótanos tienen otras puertas misteriosas?  Estás pueden conducir a otras realidades subconscientes donde el aire puede ser incluso más pesado e irrespirable que en el que se habita.  Como en el cuento de Barba Azul, nos dicen de continuo que no abramos bajo ningún concepto una puerta, y cuando ya no podemos resistir nuestra mórbida curiosidad y la abrimos lo que encontramos es: EL HORROR. 
Este es el caso de la obra. 
Por eso yo os recomiendo que no la veáis. No entréis en su mundo, no abráis su puerta, no penetréis en su sótano... bajo ningún concepto... porque os podéis encontrar con EL Horror... y acaso el mayor horror no sucede dentro de los laberintos que alberga la mente humana.

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