jueves, 14 de febrero de 2013

PAISAJES APOCALÍPTICOS: Visita al sótano (QY Bazo)

Es un lugar común hablar de eso de la "soledad del escritor". En nuestro caso, nunca hemos estado muy solos, al menos, al leer los textos, nos dábamos las réplicas el uno al otro. También es común la sensación de que, en algún momento, esos personajes que tienes en la cabeza empiezan a hablar y a comportarse de manera concreta, según las reglas que comienzan a dominar un universo hasta entonces brumoso. Lo que no es común, es tener la posibilidad de que ese universo cobre vida y se conforme durante el propio proceso de escitura. Lo más normal es que el autor escriba el texto (su hipótesis) y cruce los dedos para que, durante el proceso de puesta en escena, ésta se sostenga por sí misma y, si no es el caso, intervenir para corregir los fallos que allí se descubren. Gracias a los laboratorios EN BLANCO y ESPACIO VACÍO nuestra experiencia ha sido al revés. Desde el principio pudimos compartir las propuestas y dudas con el resto de dramaturgos y directores (gracias, chicos), además de contar con los consejos y aportaciones de Borja y Javier, quienes supervisaban el proceso. Pero lo más importante es que tuvimos la oportunidad de encerrarnos en el sótano con nuestros personajes... en carne y hueso. Con la obra todavía en construcción tuvimos la suerte de "probar" la historia. Gracias a la propuesta de nuestro director sobre cómo afrontar aquellas primeras tentativas (nosotros decíamos de qué iba la escena, qué buscábamos, qué queríamos contar, y los actores "hacían" la escena a partir de improvisaciones), llevamos a cabo un proceso de creación y experimentación colectiva que nos permitió dar forma a ese universo apocalíptico que estábamos buscando. Del trabajo textual que llevamos a estas sesiones podemos decir que no sobrevivió casi nada. Una pregunta de Ramiro en la primera sesión nos hizo reescribir todo el arranque y el personaje de María, que nos tenía bastante perdidos, cobró vida gracias a la investigación que hizo de su personaje allí mismo y con muy poco a lo que agarrarse. También descubrimos, esto gracias a Agapito, una dimensión simbólica de la obra que vemos que va a ser una parte fundamental del espectáculo.
De aquella fase del laboratorio surgió el texto que presentamos y que ahora están trabajando. Ayer fuimos de visita al sótano y estaba lleno de amigos. Vimos a los personajes, las situaciones, las imágenes, los problemas, y, muy curioso, empezamos a escuchar las atmósferas. Siempre pensamos que el espacio sonoro de esta obra era fundamental y gracias a Juanje comenzamos a escuchar cómo sonoraría ese mundo de después del mundo. Desde luego queda mucho trabajo, pero estamos ansiosos por volver al sótano y ver qué más esconde.
   
 

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